Energía en el siglo XXI: Cuestión irresuelta

Se examina el concepto, uso y evolución de la energía en el contexto de la denominada “transición energética”. No es una transición ordenada hacia fuentes limpias; el mundo permanece atrapado en un patrón energético basado en combustibles fósiles. La energía -entendida aristotélicamente- se ha convertido en un eje central de conflictos geopolíticos, desigualdades estructurales y crisis ambientales. A través del análisis, la transición energética no se entiende como un proceso ordenado y sustentable en el siglo XXI; las tensiones geopolíticas y económicas obstaculizan un cambio real de paradigma energético en el escenario global. El método, ensayístico y analítico, se apoya en fuentes y datos estadísticos autorizados a nivel mundial (División de Estadísticas de Naciones Unidas, Agencia Internacional de Energía, Organización de Países Exportadores de Petróleo). La conclusión subraya el acelerado consumo mundial récord de energía de 1990 a 2022. La llamada “era del petróleo”, carbón y gas, perdura. La transición energética global sigue siendo un proyecto deseable no realizado, impedido por intereses geopolíticos, financieros y militares. Los acuerdos internacionales no se traducen en acciones efectivas, se rompen o persiste una doble moral. Latinoamérica, rica en recursos estratégicos (petróleo, gas, litio, tierras raras), se ve atrapada entre presiones externas e internas. La transición energética deriva en desorden energético, devastación ambiental, militarismo y falta de voluntad política global; la era del petróleo no terminará pronto. Se invoca una responsabilidad humana auténtica para aplicar soluciones de largo plazo, sustentables y justas, desde una visión crítica multidimensional de la crisis energética contemporánea.